No sé, en verdad no lo sé. Pensé que lo sabía, pero ahora sé que no, que todo fue un juego de mi mente, un espejismo, lo que crees saber y que te arrastra por el lodo cuando te das cuenta de que no lo sabes, porque creer que sabes es peor que no saber.Sigue leyendo «Las entrañas y los perros»