Él iba dejando atrás los cerros llenos de verde espesura, esos que se veían de cerca al llegar a la estación, para ir adentrándose en otros aún más tupidos; el calor que lo envolvía era más intenso, y el aire que lo circundaba profundamente húmedo, como si fuera regresando al vientre materno en una tórridaSigue leyendo «En este pueblo húmedo»