No sé cuánto tiempo llevo aquí, en esta oscuridad a medias. Puedo moverme poco, o más bien inclinarme hacia adelante a causa estas cadenas que me sostienen. Al menos no siento frío, y debe ser por esa fogata que escucho detrás de mí. Apenas ahora es que tengo conciencia de ello, de que estoy encerradoSigue leyendo «De Hipnos y Tánatos»